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viernes, 22 de junio de 2012

te podría pasar a tí....carta de una madre

 Imagínate que un buen día la guardia civil te detiene en tu lugar de trabajo, o en tu casa…o en la autoescuela. Y tú no sabes por qué, y claro te asustas, máxime cuando aparecen cuatro coches de la benemérita y tu aún eres menor de edad.
LA IMAGINACIÓN
Ya en el cuartel y ante la presencia de tus atónitos padres te comunican el motivo de tu detención: “dar un azote en el culo” a una chica, también menor de edad.
Tú sigues sin entender nada, no sabes de qué te hablan.
El caso es que la madre de la menor pone la denuncia contra ti, y ésta sigue su curso: Juzgado de menores, fiscalía de menores, Oficina de maltrato a la mujer, Oficina de violencia de género…
En fin, desde marzo de 2011, momento en que se presenta la denuncia por la supuesta agresión sexual, hasta diciembre del mismo año, fecha en la que se celebra el juicio, sufres un calvario a base de largos interrogatorios, trámites administrativos, vas de boca en boca como si fueras un delincuente, y eres juzgado por la gente que dan por supuesta tu culpabilidad.
Cómo eres un chico formal, más bien reservado, la realidad te supera y no sales de casa, pierdes un curso escolar, y además necesitas ayuda de un psicólogo para superar la situación.
La cuestión es que tú no eres el autor de los hechos y no conoces a la chica que te ha denunciado, ni siquiera a día de hoy, después de celebrado el juicio (en el juicio ella está detrás de un biombo y en ningún momento puedes verla). 
Una situación tan incomprensible te afecta irremediablemente en tu estado de ánimo.
Pues bien, en el juicio la acusación particular pide para ti la medida de permanencia de 6 fines de semana en el centro de menores y reclama una indemnización de 5.000 euros por los perjuicios morales irrogados a la víctima.
En enero se dicta sentencia y resulta que, como no podía ser de otra manera, sales absuelto, porque no queda acreditado que tú hayas sido el autor de los hechos.
Y es que sin profundizar ahora excesivamente en la sentencia, la primera consideración del juzgador es que existen varias contradicciones en las manifestaciones de la víctima. La primera y más significativa se produce en la identificación del autor por parte de la menor, ya que ésta dejó muy claro en el acto de juicio que no le vio la cara a su agresor, que cuando él le tocó el culo ella gritó y el agresor huyó corriendo poniéndose la capucha de su sudadera.
Además queda perfectamente demostrado, sin lugar a dudas, que tú te encontrabas en otro lugar, con lo cual es imposible que fueras el autor de la supuesta agresión.
Hay que tener en cuenta que la denuncia contra ti y tu detención se produce 22 días después de cometerse la supuesta agresión, cuando la menor te identifica como “un joven con las mismas características físicas que el que la siguió y le tocó el culo”. 
Te tocó a ti pero le podía haber tocado a cualquier otro de semejante altura y complexión.
En fin, después de todo tú solo quieres seguir con tu vida, tranquila y sin complicaciones. Pero no puedes dejar de preguntarte si finalmente tú no eres también una víctima. La sentencia te es favorable pero no hay condena en costas para la denunciante, que ha presentado una denuncia errónea contra ti. ¿Quién te indemniza a ti por los daños morales que se te han causado?
LA REALIDAD
Tras este ejercicio de imaginación, la carta de una madre nos conduce a la realidad, porque casos como estos se dan, y ahora ha sucedido en Arnedo.
Siendo exquisitos con los detalles y salvaguardando la identidad de los menores, la invitación a la reflexión que exponemos a nuestros lectores es muy clara:
INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN
Vaya por delante nuestra condena a cualquier tipo de agresión sexual, que hay que perseguir y castigar con todos los medios del Estado de Derecho, y por supuesto nuestro apoyo a las víctimas.
La sociedad actual muestra una especial sensibilidad frente a los delitos de abusos sexuales. En este sentido se ha producido un enorme avance social en nuestro país, pasando de "esconder" la vergüenza de la víctima, que en no pocas ocasiones no se atrevía a denunciar a su agresor (en muchos casos del mismo entorno familiar), a mostrar un necesario apoyo a la víctima, por parte de las Administración Pública, que ha creado canales directos de atención a la víctima, y la prevención del maltrato en la mujer, que por desgracia comprobamos, un día sí y otro también, que todavía no son suficientes. Dicho esto, resulta obligado poner de manifiesto que esa misma sensibilización social, en ocasiones se convierte en un ariete, un arma de doble filo, que aprovechan personas sin escrúpulos para conseguir determinados beneficios. Estamos hablando de la presentación de denuncias falsas de abusos sexuales con fines lucrativos, por simple venganza, o por quitarse al padre del medio en procesos judiciales de separaciones o divorcios, siendo en este último supuesto donde más denuncias falsas se están produciendo.
Cuando después de un proceso que puede durar muchos meses o años se demuestra que la denuncia era falsa, pero como consecuencia de la misma, el denunciado (que finalmente ha resultado absuelto) ha podido sufrir privación de libertad, ha sufrido un juicio paralelo viendo perjudicado su nombre y su honor, ha sufrido el rechazo de familiares, conocidos y amigos, ha visto perjudicado su negocio...en definitiva han pasado por verdugos cuando en realidad han sido víctimas, al menos cabe preguntarse si algo está fallando.

COMUNICADO DE UNA MADRE

"PRESUNTOS ABUSOS SEXUALES”
En el mes de marzo de 2011, la Guardia Civil de Arnedo detuvo a un menor por un supuesto delito de agresión sexual a una menor de la misma localidad.
En la denuncia pone, textualmente que le dio "un azote en el culo".
La denuncia siguió adelante sin otra prueba que la simple declaración de la denunciante, con todo lo que esto supone: juicio, fiscalía de menores, mujer maltratada, atención a la víctima, etc.
El juicio se celebró y la sentencia absolutoria es firme. El menor resultó absuelto porque no fue el autor de la agresión. 
En Arnedo hubo muchas habladurías y yo, como madre, quiero dejar claro que no somos quien para juzgar a nadie. Para eso está la justicia, que gracias a Dios funciona. 
También quiero agradecer a quienes no han hecho caso a esos rumores y han apoyado al joven y a sus padres creyendo en su inocencia. 
GRACIAS



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